martes, 20 de mayo de 2014

Héroes y villanos

Reniego de este periódico de nuevo.  Ya no tengo ganas de leer noticias.  Me sorprende cada vez la llamada "ola de violencia" que azota nuestro país,  nuestra sociedad,  nuestro mundo.  Aunque no tenemos una guerra declarada contra otra nación,  tenemos un número de guerras internas sucediendo día a día entre nosotros:  la guerra de monopolios, de partidos, de asociaciones civiles,  la policía contra los malos, los de las drogas, los que secuestran, los que roban, los que matan, guerra contra la autoridad, contra algún compañero de trabajo, contra uno o más familiares...  terribles todas. El mundo está lleno de villanos y héroes.   Me pregunto, cada vez, como si no tuviera cierta edad y fuese muchísimo más joven,  ¿de dónde salen tantos conflictos?  ¿te lo preguntas tú?  Luego doy vuelta a un par de páginas y me encuentro la cartelera de cine que sigue haciendo esta oda permanente a las grandes guerras (o como prefieren llamarlas, las grandes historias),  (como si no hubiera suficiente carga de violencia y drama en la vida real...) pero en cada una de esas películas,  el guión se va al detalle de unos cuantos.  Si la narrativa nos atrapa, nos identificamos  con uno o varios de los personajes (si la estrella que lo encarna tiene hermosura, claro) y la gran historia del evento pasa a segundo término.  Es el detalle humano lo que se nos queda en la memoria.  Algunos elevados guiones llegan a ser capaces de mostrar los sentimientos que pasaba el protagonista que debía decidir si dar la orden o no,   si apretar el botón, o no,   tal como algunas noticias actuales nos conmueven por la historia particular de alguien afectado en modo sensible. A la vuelta,  son los individuos lo que vemos,  su sentir, lo que recordamos.  Individuos. Personas únicas que vienen de un padre y una madre,  que posiblemente tienen pareja,  hijos,  hermanos,  sin duda tienen vecinos, empleados, compañeros, subalternos o superiores,  que tienen su propia historia...  comunes mortales como tú y como yo.  Posiblemente también de cierta edad.  Cierro el diario y lo tiro a la basura.  O invado el cesto con basura, mejor dicho.

Si me detengo a pensarlo, como seguro te pasa a tí,  hay que ir desgranando la problemática social preguntándonos quién, por qué, para qué, desde cuándo, etc., y nos reducimos más y más el universo responsable, hasta llegar a individuos;  si las guerras mundiales acabaron siendo definidas por unos cuantos que movieron a los demás,  ¿en qué estaban pensando los demás?...  y esos individuos que decidían por todos,  usando el liderazgo en un extremo tremendo,  ¿habrán dormido mal la noche anterior?  ¿su hijo adolescente le está dando preocupaciones más allá de lo que tenía planeado enfrentar?  ¿alguien le habrá maltratado en la niñez?  ¿su madre murió recientemente?  Se me ocurren otras cien preguntas del estilo que pueden ir de lo más complejo a lo más básico y prefiero quedarme con esto último e imaginarle en su casa, en un día grande, grave, delicado,  en que iba -por ejemplo- a tener decisiones que tomar...   se sienta a la mesa, está abriendo la caja de cereal para el desayuno, sirviéndose un plato hondo de leche y al primer sorbo encuentra la leche agria:  un mal día.  Azota la cuchara contra el plato, escupe el bocado con una mueca de enorme desagrado y se va al día sin desayunar.  ¿Cuántas veces permitimos que un mal instante se convierta en un mal día?  ¿Cuántas veces un mal día va hilándose con el siguiente y nos hacemos de toda una temporada de malas?  Así,  este ser que imagino llega agrio como la leche  a donde vaya y si no lo razona, tal vez amargue el día entero para todos alrededor de sí.  Lleva su propia guerra e invade con metralla lo que sea que diga y haga.  

Yo pienso para mí -pero te platico,  todos llevamos dualidad de bien y mal,  de virtudes y defectos, así que humanamente me planteo  ¿qué tal si en lugar de armar una guerra (otra vez) me convierto en el héroe de la película?  -porque yo soy protagonista de esta, mi historia-, y quedarme en la memoria de la gente cercana o cotidiana, como un individuo positivo y no como uno guerroso?  Cambiaría seguramente mi entorno y -si soy un buen actor- podría incluso inspirar a otros a probar la vida heróica y conseguir una pequeña célula que contagie a las células vecinas y quizás...   

...  de acuerdo, me declaro optimista.  Por hoy me quedo mi pregunta,  para el momento de arrancar la grabación de mi día:  luces,  cámara...   (¿villano o héroe?)

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